El recinto amurallado con sus almenas y estilizadas torres asomando al mar, emblema de este municipio, se convierte en imán de todas las miradas. El mismo paseo marítimo se funde con el Passeig de la Vila que lleva al corazón de Tossa. Esta fortificación fue construida entre los siglos XII y XIV y protegía la entonces aldea de pescadores de ataques de piratas, entre ellos el mítico Barbarroja. Los cañones apuntando al mar, muy bien conservados, las torres de vigía repartidos por la costa, y las mismas murallas son testimonios de esta época convulsa. Por fortuna, ahora es un coqueto y tranquilo casco antiguo medieval con muchísimo encanto. Es una delicia pasear por sus plazas y fachadas en piedra, la ropa tendida, flores en las ventanas, una pequeña iglesia en ruinas…Pero lo más característico es, sin duda, las calles pavimentadas de guijarros traídos de la playa y que se conservan como antaño. Si a toda esta belleza se le suma las magníficas vistas al Mediterráneo, la experiencia resulta única.
Siguiendo el recorrido, a unos metros más arriba, el viajero se topa con una estatua muy glamourosa, la de la mítica Ava Gardner, en una plazoleta con magníficas vistas. Este bronce recuerda que Tossa se convirtió en escenario de Hollywood, en 1951, lo que conllevó la llegada de paparazzis, que alcanzara fama en todo el mundo, y generó, cómo no, cotilleos. La buena química entre el apuesto torero y actor español Mario Cabré con la actriz americana, provocó que su prometido, el cantante Frank Sinatra se plantara en Tossa con la excusa de que necesitaba unos días de relax para descansar su voz.